Cuando sentimos mucha presión en nuestras vidas, nuestro cuerpo reacciona liberando hormonas como la epinefrina y la norepinefrina para crear la sensación que la mayoría de nosotros conocemos como estrés. Cuando estamos estresados, nuestra presión arterial puede aumentar, nuestro nivel de azúcar en sangre puede aumentar y nuestra frecuencia cardíaca puede aumentar. Como todos sabemos, muchas veces no somos nosotros mismos cuando estamos estresados. Nos volvemos irritables y distraídos.

Los expertos tienen diversas opiniones sobre si el estrés aumenta definitivamente el riesgo de cáncer, pero la mayoría de los profesionales de la salud aconsejarían a sus pacientes que eviten el estrés tanto como sea posible.

Todo el mundo experimenta estrés a veces, y eso está bien. Sin embargo, lo importante es saber qué tipo de estrés estás experimentando y cómo afrontarlo de forma saludable. La mayoría de los expertos agrupan el estrés en dos categorías diferentes: crónico y agudo. El estrés agudo es de corta duración y suele proceder de tu entorno. Puedes sentir estrés agudo justo antes de una presentación importante o cuando estás corriendo por el aeropuerto para coger un vuelo al que llegas muy tarde. Este tipo de estrés puede resultar muy intenso cuando ocurre, pero una vez que haya pasado el incidente que lo provocó, la sensación desaparecerá junto con él.

¿Qué es el estrés crónico?

Por otro lado, el estrés crónico es más difícil de abordar. El estrés crónico suele derivar de una experiencia de vida difícil que no tiene un final definitivo. Si un miembro de la familia se enferma gravemente o si sufres una reducción importante de sueldo y te cuesta pagar las facturas, es probable que experimentes estrés crónico. El estrés crónico puede durar largos periodos de tiempo indefinidos y puede afectar a tu cuerpo y a tu mente.

El estrés crónico es el tipo de estrés al que los médicos dedican la mayor parte de su energía, ya que se lo ha vinculado con muchos problemas de salud. Las personas que sufren estrés crónico también pueden experimentar problemas digestivos, problemas de fertilidad y otros problemas de salud. Debido a que el estrés crónico puede debilitar el sistema inmunológico, esto puede hacer que los pacientes se enfrenten a un mayor riesgo de cáncer.

Otra teoría de los expertos es que el estrés puede contribuir al riesgo de cáncer al desencadenar otros hábitos poco saludables. Una persona que enfrenta un estrés aparentemente interminable puede tratar de encontrar alivio comiendo emocionalmente, bebiendo más, adoptando hábitos sedentarios o fumando. Todos estos comportamientos podrían ponerla en riesgo de sufrir otros problemas de salud, incluido el cáncer.

Tomar el control



Puede que esto suene aterrador, pero es importante recordar que es normal sentir cierto nivel de estrés de vez en cuando y que, si sientes que estás fuera de control, hay formas saludables de procesarlo.

Hablar con un terapeuta

Estos profesionales están capacitados para conocer los entresijos del estrés mejor que casi nadie. Pueden ayudarle a crear un plan de acción para afrontar el estrés de forma eficaz y eliminar algunos factores estresantes de su vida.

Delega lo que puedas

Obviamente, la forma más fácil de disminuir el estrés es eliminar de tu vida los factores que lo provocan, pero nadie puede hacerlo por completo. Sin embargo, lo que sí podemos hacer es externalizar o sustituir ciertas cosas que nos estresan. Si llegar a tiempo al trabajo es una gran causa de ansiedad para ti cada mañana, considera unirte a un programa de viajes compartidos que te ayude a salir de casa antes. Si estás demasiado estresado al final de la semana como para planificar las comidas de una gran compra, únete a un programa de suscripción a cajas de recetas para que los ingredientes de la cena te estén esperando en casa después del trabajo cada noche.

Practica decir “no”

Una de las mayores causas de estrés es la imposición de obligaciones que nunca quisimos asumir. Está bien decir que no, y rechazar educadamente cosas que ya tienes a tu disposición no es de mala educación. Puede que necesites práctica para acostumbrarte a este hábito, pero puede transformar radicalmente tu relación con el estrés.

Relájate con el yoga

El yoga combina los beneficios de la atención plena y el ejercicio en un método infalible para reducir el estrés. Dedica algo de tiempo extra en tu estudio local o en una colchoneta de yoga en casa. ¡Tu mente y tu cuerpo te lo agradecerán!

Conclusión

El estrés puede aumentar el riesgo de contraer cáncer, pero eso no significa que deba vivir con miedo. De hecho, algunos investigadores creen que la forma en que reaccionamos al estrés determina si es perjudicial para la salud. Por ejemplo, si consideramos el estrés como una parte sana y normal de la vida, es menos probable que nuestro cuerpo experimente efectos nocivos a causa de él. Por otro lado, si consideramos el estrés como una causa de enfermedad, es más probable que enfermemos como resultado del estrés. Sea amable con usted mismo y haga del cuidado personal una prioridad. ¡Tanto su salud como su espíritu se beneficiarán!